La invasión de los ladrones de cuerpos educados
El vivero creativo de identificarse con los malos tradicionales de la
ficción parece un manantial inagotable a juzgar por los éxitos
literarios y de cartelera de los últimos años. En la próxima película
sobre un zombie adolescente parece que también nos invitan a ocupar ese
espacio interior no hollado hasta la fecha. Si no va a haber ni coco ni
monstruos a los que tener miedo, desconfío de las posibilidades
creativas que provean las infancias de nuestros retoños del mañana.
Claro que visto desde otro ángulo ¿quién cree que vamos a llegar a la
siguiente recarga generacional con el índice de contaminación, el efecto
invernadero y la crisis económica? Ya lo decía mi abuela, no hay que
preocuparse tanto.
La humanidad ha sido abducida por unos extraterrestres que no tienen
cuerpo, “las almas”. La extraterrestre que ocupa el cuerpo de Melanie
entabla un diálogo con ella. La puesta en escena va así, el alma mueve
los labios de la protagonista cuando habla; la protagonista, atrapada,
habla con voz en off. En ocasiones Melanie se cree un poco graciosa,
cual muñeco díscolo de un ventrílocuo, pero no lo es.
Pero no deja de tener su aquel la propuesta de un ser encerrado en otro.
Por ejemplo, Mélanie se pone furiosa cuando la marciana besa a su
novio. Otro ejemplo, a un chico de los rebeldes sin abducir le gusta el
alma instalada en el cuerpo de Melanie. Tener un cuerpo y dos almas debe
ser el sueño de un esquizofrénico. O bien el de una católica infiel. O
el de un político corrupto que no sabe como justificar las contabilidad B
de sus libros.
A mitad de la cinta la historia se queda sin fuelle. Entonces aparecen
cosas que dejan boquiabierta a la marciana, como una plantación de trigo
en el interior de una cueva. La cara de sorpresa de una damisela made
in Stepheny-Meyer-un-siglo-de-feminismo-no-sirvio-para-nada entretiene
poco pero está adornado con la cuestión filosófica de fondo. ¿Merece la
especie humana otra oportunidad? ¿o es mejor abducir a semejante panda
de descerebrados belicosos que pueblan el planeta? Meyer da una
respuesta parecida a la de Derrickson,
lo cual deja su nivel literario a la altura de un show de máxima
audiencia de Telecinco. Si un autor quiere que sus creaciones se
parezcan un programa gafapasta de la 2 debería abstenerse, sobre todo,
de formular la pregunta.
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